La realidad es esta: en la vida nos topamos con múltiples y diferentes tipos de equipos. Equipos malos, equipos buenos, equipos deportivos, equipos que no saben perder, equipos que llegan a la meta propuesta y equipos que no se rinden.
Una vez me dijeron que el primer grupo por excelencia era la familia, pero me atrevería a decir que es más que un grupo, y pasaría a ser un equipo. Es decir, un grupo de personas es sólo gente unida que no se entiende ni comparte más que un mismo espacio. Un EQUIPO está formado por personas diferentes que tienen una meta en común y se organizan para alcanzarla. Y la familia es eso. Es el principal motor de nuestras vidas, los que están a pesar de, y los que te alientan a seguir. Los que juntos proponen ideas, atraviesan obstáculos y le dan para adelante. O al menos, ese es el tipo de familia que se considera equipo.
Y así con todas las relaciones humanas que emprendamos. Saquémonos todos esos paradigmas que nos dicen que un equipo es la selección argentina, o estrictamente ligado al deporte. Sí, es eso, pero mucho más que eso.
Estar en un equipo no es cualquier cosa, o algo así nomás. Ser parte de un equipo implica grandes cosas, grandes renuncias, grandes sacrificios. Implica apostar por la esperanza, por resultados que a veces no te salen como lo esperabas, o que a lo mejor no tengas la oportunidad de ver. Implica por último, la humildad. Sí, la humildad. Un vos y un yo que se unen a pesar de nuestras diferencias por un objetivo mayor, más grande que nosotros y por el cual vale la pena luchar.
Sea el equipo en donde estés, dalo todo. Entregá hasta la última gota de pasión y enseñá a los demás a vivir el mismo estilo. Porque si a un equipo le falta un integrante, un componente, el equipo deja de ser el mismo. Tanto vos como yo somos importantes y esenciales.
Pero, ¿de qué te sirve en definitiva ser parte de un equipo y no estar dispuesto a hacer sacrificios? Y no estar dispuesto a perseverar, o a saber que cuando todos decaigan depende de vos el tirar para adelante. O cuando sobrevenga el cansancio y la victoria no se asome.
Como dije, estar en un equipo no es cualquier cosa o algo así nomás. Pero nunca dije, que no valdría la pena.
-Cuanto más sacrificado el recorrido, más gozosa la victoria-
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