Existe un punto en el cual uno puede querer las drogas, como también existe aquel en el que uno decide querer su propia vida.
Una adicción es como una muleta sin la cual "somos incapaces
de disfrutar la vida". Sin embargo, muchas de las actividades a las que somos
adictos también pueden ser maneras sanas de pasar un buen rato. El problema surge
cuando perdemos la capacidad de ser felices por nosotros mismos, cuando nuestra
felicidad depende de algo más. Estamos cómodos con ellas, es lo seguro, lo que
me hace pasar un buen rato, lo que me relaja… y no sabemos lo felices y libres que
podríamos ser si nos alejáramos de ellas. Reconocer que tenemos un problema nos
hace sentir débiles y daña la imagen que tenemos de nosotros mismos, pero es
también un signo de humildad y necesario para comenzar de nuevo. No tengas miedo de pedir ayuda, sobre todo si
la adicción es fuerte y te está causando mucho daño. Hacé cosas que te hagan
sentir bien. Aprende a disfrutar de vos mismo, de las cosas buenas que tiene la
vida. Más allá de esas cosas que nos hacen adictos (la tecnología, las drogas, el alcohol, la obsesión con un cuerpo perfecto...) y que supuestamente nos hacen "disfrutar la vida" hay mil maneras de disfrutarla realmente.
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