Cada uno de nosotros pisa
este mundo de igual manera; el cielo y la tierra no distinguen raza, color o
religión. Sin embargo no todos vivimos el mundo de la misma forma, ¿alguna vez
te detuviste a pensar esto? Nadie es ajeno a lo que sucede a su alrededor y
nadie tiene obligación de involucrarse, pero es esta pequeña decisión personal
que tomamos día a día la que marca la diferencia, y nos define. Podemos elegir
ser espectadores o partícipes, mirar o hacer, opinar o proponer. Vemos
injusticias como moneda corriente. El secreto está en no acostumbrarnos y poner
manos a la obra para modificar, por ínfimo que sea, eso que vimos y nos dolió.
Nosotros, que elegimos hacer desinteresadamente, que apostamos al bien común por
sobre los intereses personales, que queremos cambiar para mejor, que
creemos día tras día en el avance de la sociedad, sostenemos firmemente que
cada granito de arena sirve y alcanza. De la noche a la mañana no vamos a
lograr terminar con la desnutrición, ni con la pobreza, no vamos a lograr
detener la matanza injusta e indiscriminada de animales, no vamos a conseguir
frenar la discriminación, ni el abuso y violencia en los hogares. Pero si
podemos sacarle una sonrisa a alguien, llevarle un plato de comida, una
canción, mostrarle que no están solos, que hay gente tirando para el mismo
lado, velando por lo que es verdadero y justo; si conseguimos ser la voz de
quienes no pueden hablar y los ojos para aquellos que no ven la otra cara de
realidad, si conseguimos cambiar nuestros malos hábitos y contagiar con la
fuerza de la voluntad a las personas que tenemos a nuestro lado a diario,
incluso solo si lo intentamos, -indiferentes ante la posibilidad de fracasar-
entonces ahí habremos entendido el sentido de todo. El sentido de vivir en
sociedad, de ser con el otro y para el otro formando un entero, el sentido de
pisar este suelo y ver el sol cada día. Una mano lava la otra, y las dos juntas lavan
la cara. Solo depende de vos sumar tu mano y ayudarnos a limpiar, paso a paso,
la sociedad de la que somos parte.
Aldana Campisi
No hay comentarios:
Publicar un comentario